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TIMELINE


1 | período geométrico | 1980 – 1996
Esta serie busca una armonía entre color y forma, donde cada tonalidad y estructura está cuidadosamente seleccionada para evocar emociones sutiles. Las formas geométricas se transforman en un lenguaje visual que equilibra lo racional y lo emocional, creando un espacio de contemplación que trasciende lo meramente decorativo, invitando al espectador a una experiencia introspectiva y sensorial.


2 | período Cubista cuarta dimensión 1997-2000
En esta serie, mi enfoque fue plasmar la fragmentación y multiplicidad de la identidad. Las formas geométricas y los bloques de color se unen para representar rostros que, aunque divididos, se mantienen conectados. A través de un uso consciente del color y las texturas, exploro cómo las identidades se entrelazan y se descomponen, revelando las complejidades internas de cada ser humano. Las capas superpuestas de tonos vibrantes son mi forma de mostrar las múltiples facetas que conviven en una misma figura, jugando con la idea de unidad en la diversidad.

3 | dibujos 1990 | 2010
Esta serie de dibujos explora la fragmentación del cuerpo humano a través de intrincados patrones y líneas que generan una textura envolvente. El uso del blanco y negro acentúa la tensión entre forma y vacío, mientras que los rostros y cuerpos se descomponen en narrativas visuales abstractas. Cada trazo, preciso y deliberado, invita a una contemplación profunda, revelando una complejidad que trasciende lo meramente figurativo.
4 | Período Iconografías de pueblos originarios y diablos de la quebrada Jujeña 2000 | 2024
Esta serie de obras despliega un lenguaje visual vibrante y preciso, donde las formas geométricas organizan un entramado de energía latente. Las figuras, ricamente ornamentadas y saturadas de color, parecen remitir a lo ceremonial, en un diálogo de texturas y símbolos que trascienden lo visual para establecer una presencia casi mítica. Las líneas y composiciones, de rigor geométrico, no solo ordenan el espacio, sino que generan una atmósfera de enigma y fuerza simbólica, donde lo primitivo y lo contemporáneo se entrelazan en un equilibrio silencioso pero contundente.


P. Alfredo Emilio West Ocampo
Braque me dijo una vez: “En el fondo has amado siempre la belleza clásica”. Es cierto.
Incluso hoy se me puede aplicar esta afirmación. No se inventa cada año un nuevo tipo de belleza”. — Pablo Picasso.
Nací en La Plata, el 26 de octubre de 1947. Durante la década del sesenta, ayudé a los pintores platenses, Dalmiro Siravo y Tony Trotta, a armar sus obras en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Buenos Aires y en el Instituto Di Tella, que dirigía el prestigioso crítico e historiador de arte Romero Brest. En ese entonces, yo era un adolescente de apenas quince a dieciocho años, pero ayudaba a armar las obras de estos pintores, que eran de gran tamaño, enormes esculturas que, para construirlas, utilizábamos los materiales de la industria de ese tiempo: acrílico, plástico, aluminio, pinturas epoxi, etc. De este modo, pude adquirir un satisfactorio conocimiento de la historia del arte, aprendida en las charlas de estos interesantes plásticos en el bar Moderno de la ciudad de Buenos Aires o en el bar Adriático de la Ciudad de La Plata.
Posteriormente, entre los años 1966 y 1967, estudié dibujo en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Ciudad de La Plata y en los mismos años concurrí al taller de Jorge Peirano, con quien aprendí técnicas de retrato.
Desde 1980, en el taller Viejo Molino de la ciudad de La Plata hasta 1984, estudié Visión y Morfología con el maestro Carlos Pacheco, quien enseñaba a partir de profundas investigaciones que el profesor Cartier hiciera sobre la escuela alemana de la Bauhaus, en las obras cubo-futuristas de Malevich, y en la moderna composición de Vasily Kandinsky y Paul Klee.
Desde 1997, mi pintura se enmarca dentro de la escuela del Cubismo Sintético y figurativo y la cuarta dimensión, esto que comienza con Cézanne a fines del siglo XIX y sigue en el XX con los maestros españoles Pablo Picasso y Juan Gris, o los franceses Georges Braque y Fernand Léger, o los rusos Kupka František y Kazimir Malévich. Todos tienen el mismo origen filosófico a partir de “La Abstracción Geométrica”.
Desde hace veinte años, pinto dos lenguajes en una misma obra: el de la pintura y el de las iconografías de los pueblos originarios de la América Profunda (como la definiera Rodolfo Kusch) en sus obras de antropología.
CRUDO

